sábado, 30 de abril de 2011

Ernesto Sábato

Persiguiendo al Ángel



Se fue, austeramente, como había vivido, a veces casi aislado por propia voluntad;alejándose, casi adrede, de actos y homenajes, tal como el que habrían
de ofrecerle en La Feria del Libro.

Amigo de la vida lo sorprendió la muerte en su casa de siempre, en
Santos Lugares,donde vivía desde hace más de cuarenta años, respetando y amando, casa brizna de hierba, cada hoja, cada árbol del que él llamaba su:
“Jardín Salvaje”. Donde el Ángel lo observaba y, en ocasiones venía en su auxilio.

Quizás partió no queriendo cumplir el siglo, que estaba esperándolo a la vuelta de sus años, en los últimos fías de un venidero, invernal junio.

Amante de Los Derechos Humanos y La Justicia Social, tal vez cansado de este tiempo de injusticias y atropellos, donde no se respetan ni valores, ni hombres,
ni leyes, ni héroes… prefirió internarse lentamente en el “túnel” sin regreso.

Tenía abierta una puerta a la esperanza, apuntando a los jóvenes, con quienes, tan bien, se relacionaba.

Aunque de carácter fuerte e introvertido, no rechazaba la ironía que matizaba sus charlas con inteligente lucidez.

Se fue el hombre , tal vez persiguiendo sus sueños, pero nos queda el escritor comprometido, con sí mismo primero y con sus lectores después en cada una de sus obras.

Andará por allí persiguiendo al Ángel que desde su jardín lo inspiraba y el día de hoy, como acompañando tan tremenda perdida, transcurre triste y lluvioso en este agonizante último día de abril.
Cristina Aráoz


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